PYONGYANG: DÍA 5 – 11 de septiembre 2018

A partir de aquí, una vez pasados todos los fastos del 70º aniversario de la fundación de RPD Corea, el relato se vuelve más “normal” y pasa a incorporar algunas visitas a fábricas, escuelas y demás. Necesariamente, la crónica dejará de tener tantos componentes excitantes para pasar a ser más “típica” en el sentido de que lo que nos enseñan entra dentro del circuito habitual de visitas y por lo tanto ya está más “trillado” en internet.

En fin, hoy por fin quedamos para salir a una hora un poco menos intempestiva, las 9 de la mañana, por lo que aprovecho para salir a correr un rato por los alrededores del hotel a primera hora. Me va bien un poco de ejercicio para desentumecerme. Ya he mencionado que no es posible salir del recinto del hotel sin estar acompañado de los guías, “por mi propia seguridad”, así que me circunscribo al terreno que hay en las cercanías. Como el hotel está en una isla en medio del río, tampoco hay demasiadas posibilidades de perderte. No estoy seguro de si puedo circular por ciertas partes, pero lo hago igualmente y, si eso, ya me llamarán la atención. Nadie lo hace. En realidad, la “seguridad” es muy laxa y no debería ser difícil “escapar” pero, como decía en un post anterior, no conviene hacerlo porque alguien te verá tarde y temprano, avisará al hotel y luego la bronca no te va a caer tanto a ti (que también) como a los guías, lo que puede ser perjudicial para todos, y más ahora que empiezo a tener un poco de confianza con ellos. En fin, como un hámster en su jaula, doy tres o cuatro vueltas a un circuitillo que me “invento” y consigo correr 10 km. Como curiosidad, tras conectar y subir los datos a la nube, resulta que estoy tercero del ránking en Strava para ese segmento, ¡es la primera vez que me cuelo en un ranking de estos (claro que solo 13 personas han corrido ese segmento con el GPS activado)! XDDDDDD

El plan del día de hoy ya está más definido de antemano y se sigue bastante a rajatabla, salvo una sorpresa por la noche. Lo primero es ir a ver una manifestación en favor de la reunificación pacífica de la península coreana. Es muy curioso ver que se ha convocado a muchas señoras mayores, vestidas con traje tradicional coreano, que corean “Choson un hana da” (Corea es una). Lo mejor es que hay una banda femenina del ejército norcoreano que pone música a la marcha, y tengo algunas oportunidades para sacar, por fin, algunas fotos de ambiente y de gente.

Tras la marcha, volvemos al hotel y decidimos, los de mi grupo, subir al restaurante giratorio del último piso para degustar una interesantísima comida (¡deliciosa y muy barata!) y tener una magnífica conversación mientras vemos pasar pooooco a pooooco el paisaje de Pyongyang desde lo alto.

Tras la comida, nos llevan a visitar una escuela. Resulta una visita muy surrealista porque al principio creo que se trata de una escuela normal y lo que veo me deja total y absolutamente torcido. Nos pasean a un montón de extranjeros por varias aulas en las que vemos a profesoras dando clase a alumnos de varias edades, y los alumnos contestan a las preguntas de forma total y absolutamente certera, con voz firme y… un aspecto un tanto robótico, para qué nos vamos a engañar. También nos muestran las distintas aulas y el equipamiento, bastante moderno pero –sin ser yo profesor, ojo– me parece de muy poca utilidad práctica. Mucha cosa en 3D y aparatos curiosos pero ¿realmente sirven para enseñar/aprender? Parece todo una gran pantomima.

Después me entero de que es una escuela de magisterio, es decir, que ahí estudian personas que quieren especializarse para llegar a ser profesores. Y los niños que hay en estos momentos son para que puedan hacer prácticas. No deja de resultar inquietante, pero al menos no en un grado tan alto como me parecía en un primer momento. A propósito, aparte de las aulas en las que hay actividad, no parece haber nadie más en la escuela, muy nueva, moderna, limpísima e impecable.

La parte más extraña, a mi entender, es el “museo” que tienen dedicado, un par de salas muy grandes, a la visita que realizó Kim Jong Un en enero de este año. Tienen colgadas fotos de cada rincón que visitó y, debajo, las palabras exactas que pronunció. También tienen en vitrinas el pupitre en el que se sentó, el banco en el que descansó y el osito que imprimió con una impresora 3D.

Desde la época de Kim Il Sung (el abuelo y fundador), los dirigentes norcoreanos se han dedicado a realizar lo que en inglés llaman “on-the-spot guidance” (orientación in situ) https://en.wikipedia.org/wiki/On-the-spot_guidance . Los tres Kim se han dedicado a visitar hasta el último rincón del país, fábricas, escuelas, bases militares, lo que sea, y cuando han visto algo que se podría mejorar, han realizado un comentario que, evidentemente, se ha puesto en práctica. Por ejemplo, en la fábrica de mochilas que visitamos otro día, Kim Jong Un vio que las tiras de las mochilas que fabricaban allí no estaban acolchadas, así que sugirió acolcharlas para que los niños coreanos pudieran llevar sus libros y cosas sin hacerse tanto daño en los hombros. Evidentemente, a todo el mundo le pareció una idea brillante y se puso en práctica. Y, evidentemente, la foto de aquel instante, junto con las palabras exactas, están ahora plasmados en un lugar de honor en el showroom de la fábrica.

Cuando veais en los medios una foto de alguno de los Kim, fijaos en que a su alrededor suele haber siempre dos o tres fotógrafos y, sobre todo, varias personas tomando apuntes en pequeñas libretas: están plasmando todo lo que dice y hace el dirigente para que después estas palabras pasen a formar parte de su legado. Más tarde, se suelen editar libros con títulos como “Anécdotas de la vida de Kim Jong Un” o similares. Por eso, los dirigentes norcoreanos son tan aparentemente prolíficos: https://en.wikipedia.org/wiki/Kim_Il-sung_bibliography

En fin, la escuela resulta ser una visita surrealista. Todo muy moderno, todo muy bonito y los niños parecen sacados de un catálogo de ropa infantil y además contestan a todas las preguntas de sus maestras con una seguridad pasmosa. Pero, la pregunta: ¿realmente son así las escuelas en RPD Corea?

En fin, de regreso al hotel nos dicen que esta noche hay de nuevo una cena de gala a la que estamos invitados y que, de nuevo, debemos ir con traje. Ya está todo mucho más relajado porque los fastos grandes han pasado, y se nota en el ambiente. Incluso hay muchos menos huéspedes en el hotel, ya se empiezan a ir y ya empieza a parecerse más al hotel que describía Guy Delisle en Pyongyang (el último día estamos prácticamente solos en el mastodóntico hotel, por cierto).

Subimos al bus y, una vez allí, nos devuelven el pasaporte. Tenía entendido que no lo devolvían hasta el último día, pero nos lo dan ya, ¡y ya lleva el sello de salida, con fecha del día 14, y todo! Muy curioso. La cena se celebra de nuevo en la Casa de Cultura del Pueblo, como la otra vez, y al parecer es una cena para celebrar algo de una feria del libro o algo así. No me entero muy bien, la verdad. Dos días más tarde, en la tele, vemos que efectivamente se está celebrando una feria del libro y reconocemos en la pantalla a algunas de las personas de otros grupos que han estado asistiendo a los actos con nosotros. La cena, deliciosa, me sirve para charlar a fondo con uno de los guías y abordamos todo tipo de temas, sobre todo de tipo político. Una charla realmente interesante que me permite abrir una ventana a una forma de pensar totalmente distinta, a una manera de entender el mundo radicalmente diferente y a una serie de argumentos que no tienen nada que ver con los argumentos que manejamos en Occidente. Interesantísimo y muy enriquecedor.

Al volver al hotel, me voy a la habitación y me pongo a escribir mis impresiones. Al cabo de poco, me llama otro de los guías, con el que he hecho buenas migas, y me invita a ir a jugar al billar. Como me apunto a un bombardeo y el tema “asiáticos medio beodos con ganas de echarse unas risas” se me da muy bien, allá que voy. Paso una estupenda velada jugando al billar en medio de norcoreanos (no había ni un solo extranjero), ¡desde luego una experiencia única!

Vídeo:

 

Fotos:

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